El silencio entre jugadas: ajedrez como lenguaje del tiempo
El tiempo no se mide en minutos, sino en decisiones
En el ajedrez, cada segundo tiene peso. No porque el reloj avance, sino porque cada movimiento encierra una bifurcación: lo que pudo ser y lo que fue. El tiempo en el tablero no es lineal, es emocional. Hay jugadas que se sienten eternas, aunque solo hayan tomado unos segundos. Y hay partidas que se olvidan, aunque hayan durado horas.
Este fenómeno convierte al ajedrez en una herramienta para explorar nuestra relación con el tiempo. ¿Cuántas veces en la vida tomamos decisiones apresuradas que nos persiguen durante años? ¿Cuántas veces esperamos demasiado, y el momento se nos escapa?
El arte de esperar sin rendirse
Uno de los gestos más subestimados en ajedrez es la espera. A veces, no hay que atacar. Hay que sostener. Hay que resistir. Hay que dejar que el rival se desgaste, que el tablero se revele. Esta espera activa, estratégica, es profundamente humana.
Nos enseña que no todo lo urgente es importante, y que la paciencia puede ser una forma de poder.
En campañas educativas o filosóficas, esta idea puede convertirse en una narrativa poderosa: esperar no es pasividad, es preparación.
El reloj como enemigo invisible
En partidas rápidas, el reloj se convierte en un adversario más. No solo hay que vencer al rival, sino también al tiempo. Esta presión puede leerse como una metáfora del mundo contemporáneo: decisiones aceleradas, multitarea constante, miedo al error por falta de tiempo.
El ajedrez nos recuerda que pensar lento no es pensar mal. Que la profundidad requiere pausa. Que el silencio entre jugadas puede ser más revelador que el movimiento mismo.
El tiempo como narrativa emocional
Cada partida de ajedrez cuenta una historia. No solo por sus movimientos, sino por el ritmo en que suceden. Hay partidas que comienzan con furia y terminan en calma. Otras que se arrastran hasta un final inesperado. El tiempo, en este contexto, es un narrador invisible.
Esta idea puede inspirar contenidos que exploren la narrativa emocional de los procesos: cómo cambia nuestra energía, nuestra intuición, nuestra claridad a lo largo de un proyecto, una relación, una etapa de vida.
Conclusión: jugar para habitar el tiempo
El ajedrez no solo se juega con piezas, se juega con tiempo. Aprender a leer ese tiempo, a respetarlo, a usarlo como aliado, puede transformar nuestra forma de vivir. Porque al final, no se trata de cuántas jugadas hicimos, sino de cómo habitamos el silencio entre ellas.
Canales donativos Alondra Bagatella:
Canales donativos, Donate (paypal.com),
PayPal
Donativos PayPal
GoFundMe
Banorte a nombre de Alondra Bagatella Avalos
Cuenta: 1203568384
Clabe: 072320012035683842
Redes sociales
Contacto WhatsApp: +52 33 8000 0888
También te puede interesar:
https://blog.alondrabagatella.com/2025/10/la-transformacion-algoritmica-del_10.html